martes, 9 de agosto de 2011

Martes 9 de agosto de 1955, en "Diarios" (tenía 19 años)

¡Al diablo! Siento un libro dentro de mí. Un libro que me atraganta. Un libro que me obstruye la respiración. Y yo no permito que salga. ¡No! Pero ¿por qué?
El humo carcomido por la noche. El aire mudo de inexplicable sonrojo. La ceniza árida en su despojo vital.
Comencé a leer un estudio sobre Antonio Machado. Me aburre. Supongo que la forma ha de ser exquisita, pero como yo no entiendo nada de gramática, me resbala. Me sorprende la rima. Me sorprende y me disgusta. Tiene algo de mágico, algo de melodioso que no carece de atractivo. Pero después de Vallejo, todo lo demás es llanto casual.
Tengo reparos en seguir escribiendo este cuadernillo. El método que utilizo para escribirlo es éste: escribo sin pensar, todo lo que venga de "allá". Lo guardo. Al día siguiente, releo lo escrito y pienso. Supero los reparos. Si no fuera por estas líneas...


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